Hace mucho tiempo, en un hermoso lugar lleno de campos verdes y un cielo azul brillante, vivía un joven llamado José. José era un niño especial, amable y generoso, y era el hijo más joven de un hombre llamado Jacob. Pero lo que hacía que José fuera aún más especial era su abrigo de muchos colores.
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José tenía un abrigo que su padre, Jacob, le había hecho. Era un abrigo hermoso, lleno de colores vivos y brillantes, y lo llevaba con orgullo. Pero sus hermanos mayores no estaban contentos con José, y se sentían celosos de su abrigo y de la atención que recibía de su padre.
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Un día, José tuvo un sueño muy especial y emocionante. Corrió a contarles a sus hermanos y a su padre. En su sueño, José vio que él y sus hermanos estaban en el campo atando gavillas de trigo. De repente, las gavillas de trigo de José se levantaron y las de sus hermanos se inclinaron ante las suyas.
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José estaba emocionado por su sueño y lo compartió con su familia. Sin embargo, sus hermanos se sintieron aún más celosos y enojados. Le dijeron: "¿Crees que algún día serás más grande que nosotros? ¡Tus sueños son tonterías!"
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Pero José no dejó que los comentarios de sus hermanos lo desanimaran. Continuó siendo amable y generoso con ellos. Un día, su padre Jacob le pidió que fuera a buscar a sus hermanos, que estaban cuidando las ovejas en el campo.
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José obedeció a su padre y se puso su hermoso abrigo de muchos colores. Cuando llegó al campo, sus hermanos lo vieron a lo lejos con su brillante abrigo y sintieron aún más envidia y enojo.
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Decidieron hacer algo malo. Agarraron a José y lo arrojaron a un pozo profundo y oscuro. Luego, tomaron su abrigo de muchos colores y lo rasgaron en pedazos. Fueron a su padre Jacob y le mostraron el abrigo destrozado, diciéndole que una bestia feroz había atacado a José.
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Jacob lloró amargamente por la pérdida de su amado hijo. No sabía que sus otros hijos habían hecho algo tan malo. José, por otro lado, estaba asustado pero confiaba en que Dios lo cuidaría.
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Lo que sus hermanos no sabían era que Dios tenía planes especiales para José. A pesar de las dificultades que enfrentaría, su fe y su bondad lo llevarían a un lugar de honor y responsabilidad en Egipto, donde desempeñaría un papel importante en el futuro.
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