Había una vez en la ciudad de Jaffa una mujer llamada Dorcas. Dorcas era conocida por su amor y bondad hacia los demás. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los necesitados y a cuidar de los pobres.
\n\n
Dorcas tenía un talento especial para coser y hacer ropa hermosa. Pasaba su tiempo haciendo túnicas y mantos para los necesitados en su comunidad. No solo eran prácticos, sino que también eran hermosos y llenos de amor. La gente la quería mucho por su generosidad y amabilidad.
\n\n
Un día, Dorcas se enfermó gravemente y murió. La noticia de su muerte se extendió rápidamente por la comunidad, y todos estaban llenos de tristeza. La gente comenzó a reunirse en su casa para llorar la pérdida de su amiga y benefactora.
\n\n
Mientras estaban allí, alguien mencionó que Pedro, un seguidor de Jesús, estaba en la ciudad de Lydda, no muy lejos de Jaffa. Habían oído hablar de los milagros que Pedro había realizado en el nombre de Jesús. Decidieron enviar a dos hombres a buscar a Pedro y pedirle que viniera.
\n\n
Cuando Pedro llegó a la casa de Dorcas, vio a la gente llorando y mostrándole las prendas de vestir hermosas que Dorcas había hecho para ellos. Pedro les pidió que salieran de la habitación y se quedó solo con el cuerpo de Dorcas. Se arrodilló y oró en silencio.
\n\n
Después de orar, Pedro se volvió hacia el cuerpo de Dorcas y le dijo: "Dorcas, levántate". Y algo asombroso sucedió. Dorcas abrió los ojos y se levantó de la cama, viva y sana. La gente que estaba afuera estaba asombrada y llena de alegría al ver a Dorcas viva de nuevo.
\n\n
Dorcas se abrazó a Pedro con gratitud y asombro. Estaba feliz de estar de regreso con sus seres queridos y continuar su obra de amor y bondad. La noticia de su resurrección se extendió por toda la ciudad, y la gente creía en el poder de Jesús para hacer milagros.
- Comentar en Blogger
- Comentar en Facebook
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario