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A pesar de que pintaba los cielos con sus colores mágicos día tras día, Iris anhelaba algo más. Soñaba con tener amigos con quienes compartir su esplendoroso arco iris. Todos los demás arco iris vivían en grupos y se reían y jugaban juntos en el cielo. Iris anhelaba encontrar su propio grupo y sentirse parte de algo especial.
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Un día, mientras cruzaba el cielo, Iris se encontró con un ave mágica llamada Alba. Alba era conocida por su capacidad para volar a través de los sueños y los deseos. Iris le contó a Alba su deseo de encontrar amigos con quienes compartir su belleza y su magia.
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Alba, conmovida por la tristeza de Iris, le dijo que podría ayudarle a encontrar amigos. Pero había un problema: para unirse a un grupo de arco iris, Iris debía renunciar a uno de sus colores. Alba explicó que los grupos de arco iris estaban formados por colores específicos, y Iris tendría que perder uno de sus tonos para unirse a uno de ellos.
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Iris sabía que esta era una decisión difícil, pero su deseo de tener amigos era más fuerte. Así que, con un corazón valiente, eligió renunciar al color violeta. Alba lo llevó al grupo de arco iris conformado por los colores rojo, naranja, amarillo, verde y azul. Los demás arco iris lo recibieron con los brazos abiertos y se alegraron de tener un nuevo amigo.
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Iris disfrutó de la compañía de sus nuevos amigos, pero pronto comenzó a extrañar su color violeta. Le faltaba la sensación de ser completo y brillar con todos sus colores. A pesar de tener amigos, se dio cuenta de que había sacrificado una parte importante de sí mismo.
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Un día, mientras observaba el cielo, Alba regresó y le recordó a Iris que siempre tenía la opción de recuperar su color violeta si lo deseaba. Iris agradeció a sus amigos por su amistad, pero decidió volver a ser un arco iris completo.
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Alba usó su magia para restaurar el color violeta de Iris. Cuando el violeta volvió a unirse a los otros colores, una explosión de luz y alegría llenó el cielo. Iris estaba completo de nuevo y se sentía más feliz que nunca.
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Aunque ya no formaba parte del grupo de arco iris, Iris seguía pintando los cielos con su belleza única y se hizo amigo de todos los arco iris, sin importar sus colores. Descubrió que la verdadera amistad no dependía de la similitud, sino de la aceptación y el cariño mutuo.
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La historia de Iris se convirtió en una leyenda en el mundo mágico, recordándonos que la verdadera belleza proviene de ser uno mismo y que la amistad es más valiosa cuando se basa en la autenticidad y el respeto mutuo. A partir de ese día, Iris continuó iluminando el cielo con su arco iris completo, compartiendo su magia y alegría con todos los corazones que miraban hacia arriba.
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