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Cada noche, Lucius observaba las estrellas en el cielo y deseaba volar más allá de la atmósfera terrestre para descubrir lo que se escondía en el espacio. Pero, por supuesto, era un gusano y no tenía alas ni cohetes para alcanzar las estrellas.
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Un día, mientras se deslizaba por el jardín, Lucius encontró una extraña roca brillante que había caído del cielo. Al tocarla, sintió una sacudida de energía y, de repente, se encontró flotando en el aire, rodeado de destellos estelares. Había sido transportado al espacio, y su sueño de explorar las estrellas se había hecho realidad.
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Lucius se deslizó entre las constelaciones y se encontró con un simpático astronauta extraterrestre llamado Astro, que viajaba en una nave espacial diminuta. Astro estaba sorprendido de ver a un gusano en el espacio, pero pronto se hicieron amigos y decidieron explorar juntos.
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Durante su viaje, Lucius y Astro visitaron planetas asombrosos, cada uno con paisajes y criaturas únicas. En un planeta, las rocas brillaban como diamantes, y en otro, las montañas eran gigantes de cristal. En un tercero, conocieron a pequeños seres que vivían en burbujas flotantes y les enseñaron a volar.
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A medida que exploraban el espacio, Lucius se dio cuenta de que su luz era especial y única. Cuando la compartía con los habitantes de los planetas que visitaban, llenaba sus vidas de alegría y color. Lucius había encontrado su propósito en el espacio: llevar luz y felicidad a los lugares más lejanos y oscuros del universo.
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Pero a medida que pasaba el tiempo, Lucius comenzó a extrañar su hogar en el jardín y a su familia de gusanos. Decidió regresar, y Astro lo ayudó a encontrar una forma de volver a la Tierra. Al llegar al jardín, Lucius compartió sus maravillosas experiencias con los demás gusanos y les mostró cómo podían iluminar las noches como luciérnagas.
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Desde entonces, el jardín se llenó de luces brillantes y coloridas cada noche, y los gusanos se sintieron más unidos que nunca. Lucius comprendió que, aunque había explorado el espacio y vivido aventuras emocionantes, su hogar y su familia eran lo más importante.
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Y así, el gusano de luz, Lucius, enseñó a todos en el jardín la importancia de perseguir sus sueños, pero también de valorar lo que tenían en casa. Su historia se convirtió en una leyenda en el jardín, recordando a todos que la luz y la alegría pueden encontrarse tanto en la exploración del mundo exterior como en el calor del hogar y la amistad de la familia.
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