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Un día, mientras observaba la Tierra desde el cielo, Lunita notó algo extraño. Vio a un grupo de niños observando el cielo con telescopios y mirando las estrellas con asombro. Intrigada, descendió lentamente hacia la Tierra y se convirtió en una luz brillante y parpadeante que iluminó el camino de los niños.
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Los niños se sorprendieron al ver a la luna acercarse a ellos. Uno de ellos, llamado Diego, exclamó: "¡Miren, la luna se acerca a nosotros!".
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Lunita sonrió y les preguntó a los niños por qué estaban tan interesados en el cielo. Los niños compartieron sus historias sobre cómo soñaban con ser astronautas, explorar el espacio y descubrir los misterios del universo.
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Lunita se emocionó mucho al escuchar las historias de los niños y les dijo que estaba dispuesta a ayudarlos a cumplir sus sueños. Con un toque de su magia, les dio a los niños la capacidad de volar por el espacio y explorar los planetas y las estrellas.
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Juntos, Lunita y los niños emprendieron un viaje a través del sistema solar. Visitaron la luna de Marte, exploraron los anillos de Saturno y se deslizaron por los cometas brillantes. Cada noche, regresaban a la Tierra con historias emocionantes y nuevos conocimientos sobre el espacio.
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Pero la aventura más emocionante de todas fue cuando Lunita y los niños descubrieron un pequeño planeta lejano que no estaba en los libros de astronomía. Este planeta estaba lleno de criaturas mágicas y maravillas que nunca habían visto antes.
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En el planeta, conocieron a seres luminosos que les contaron historias sobre las estrellas fugaces que eran deseos cumplidos. Lunita se dio cuenta de que también quería ser una estrella fugaz y conceder deseos a los niños de la Tierra.
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Después de una despedida emotiva de sus nuevos amigos del planeta lejano, Lunita y los niños regresaron a la Tierra. Lunita les dijo a los niños que, a partir de esa noche, cumpliría un deseo cada vez que un niño hiciera un pedido mirando al cielo.
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Los niños regresaron a sus hogares con corazones llenos de gratitud y asombro. Cada noche, antes de dormir, miraban al cielo y hacían un deseo a la luna. Lunita escuchaba atentamente sus deseos y los hacía realidad.
Con el tiempo, los deseos de los niños se convirtieron en risas, alegrías y amistades. Lunita continuó iluminando el cielo nocturno y compartiendo su magia con los niños de todo el mundo. Juntos, vivieron muchas aventuras y demostraron que la curiosidad y la amistad pueden llevarnos a lugares increíbles y hacer que los sueños se hagan realidad.
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